Cuando era pequeña y llegaba a casa del cole mi abuela estaba preparando la comida. Yo llegaba muerta de hambre y le decía:Mi yo del pasado: ¡Yaya!, tengo mucha hambre. ¿Me das algo de comer?
Mi Yaya: Ten paciencia Isa. (Me decía dándome un trocito de lechuga…)
Tarde unos cuantos años en asimilar que la paciencia no era lechuga.
Así que un poco de paciencia (no lechuga), que no queda nada.
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